25º aniversario de Iqbal Masih

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Nuestras casas, nuestras calles, los centros comerciales, nuestro consumo, muestran a diario productos elaborados con las manos de los niños esclavos. Hay millones de niños que están trabajando entre 10 y 12 horas diarias ganado un euro o menos al día. Millones de niños viven hoy tras el humo de los basureros, trabajan en las minas para producir nuestros productos cosméticos, nuestros móviles, los juguetes de nuestros hijos. Niños que viven en canteras para realizar los adoquines por donde caminamos. Niños secuestrados para ser niños soldados. Niños a los que se ha robado la infancia, la educación. Niños sometidos, esclavizados, humillados. Mientras estos niños están trabajando, los adultos, sus padres, están en paro, sin trabajo. Los niños hacen el trabajo de los adultos. Asistimos a una de las situaciones más vergonzosas de violación de los derechos humanos de nuestro tiempo. Según organismos y ONGs internacionales existen 400 millones de niños esclavos en todo el mundo entre 4 y 14 años, de los cuales 165 millones tienen menos de 5 años. Hoy hay más esclavos que en cualquier otro momento de la historia.

Las causas de este crimen tienen una clara dimensión económica. Estamos ante un sistema económico internacional radicalmente injusto que es dominado por el sistema financiero a su antojo. Organizado a la medida de las grandes compañías multinacionales que buscan el máximo beneficio y que no reparan en usar a los niños como mano de obra esclava. Prendas que cuestan a multinacionales entre 9 y 10 euros se llegan a vender a 100 euros. En un lugar se extrae el algodón, en otro se hace la tela, en otro lugar se hace la ropa, en otro se empaqueta. A lo largo de la cadena de producción intervienen diferentes niños que son víctimas de esclavitud. Cuando compramos una camiseta, puede estar implicado el trabajo de 10 niños esclavos.

Hace 25 años, el 16 de abril de 1995, fue asesinado el niño cristiano paquistaní Iqbal Masih mientras regresaba a casa en bicicleta después de acudir a misa de Pascua. Las mafias textiles de Pakistán le asesinaron a los 12 años porque las denunció internacionalmente. “No compréis alfombras hechas por niños esclavos”, dijo en Boston al recibir un premio por su lucha solidaria. Por cerrar empresas donde todos los trabajadores eran niños esclavos. Esclavo desde los 4 años dio su vida por denunciar las causas de este crimen. Su sueño era acabar con la esclavitud infantil en el mundo.  Iqbal Masil fue vendido con 4 años a un fabricante de alfombras por su padre a cambio de 9 euros. Trabajaba más 12 horas al día encadenado a un telar. En ocasiones era golpeado. Logró escapar y se dedicó a denunciar a los patronos de los telares.

El activista y luchador contra la esclavitud infantil Ehsan Ullah Khan logró liberarle a los 10 años. Fue su tutor legal y vivió con él en su casa junto a su hermana y su sobrina. Iqbal, militante también del Frente de Liberación del Trabajo Forzado, puso en libertad a muchos miles de niños que pudieron ir a la escuela. En memoria de este niño que quiso ser abogado para acabar con esta lacra, se celebra el 16 de abril como día internacional contra la esclavitud infantil.